miércoles, 24 de agosto de 2005

Capítulo VI - En el estanque anhelado


Bueno, ya está terminada
Esa parte del estanque
De tierra è piedras formada,
Pero non puedo llenarle.

Termino con la rocalla:
más o menos veintitrés
piedras que tapen la manta
grisácea de peuvecé.

Sube, baja, recoloca.
Tira de reñón de nuevo.
Con cuidado, pues si chocan
pueden pillarte los dedos.

Con la fértil tierra negra
termino de rellenar.
¡Ya se acaba la faena,
pronto vamos a gozar!

Ahora, tira de alicates.
Corta cables, saca punta,
é rehace los empalmes
cuando de nuevo se juntan.

Ocultos entre las piedras
quedan los cables al fin,
que non quiero dejar huella
que estropée el mi jardín.

¡El motor ya está instalado!
Luce la lámpara al cabo.
Ya sólo falta enchufarlo
¿Moriré electrocutado?

Intrépido engancho el cable.
la clavija enchufo presto.
Pero, ¿por qué nada hace?
¿Acaso he metido el cuezo?

Oigo risas a mi espalda.
Me giro è veo a mi filla
que, con la llave apagada,
de mi faz se desternilla.

Se apresta a encenderla. Salto
hasta la mesa cercana
huyendo del calambrazo
que avanzará por el agua.

Nada sucede, è observo
preocupado a la tortuga,
que impasible sigue el juego
de la caza de la oruga.

Mejor aún: desde el fondo
Hasta mis oídos llega
El claro rüido de un chorro
Que del estanque se eleva

Bajo de nuevo, valiente.
È me acerco tembloroso
Hasta la pared de enfrente,
Para poder ver el chorro.

¡Quedóme de maravilla!
Cuán fermosa evolución
sigue el agua en su caída
hasta el fondo del pilón.

"¿Eso es todo?" - me pregunto
recordando los trabajos
que me han tenido a punto
de acabar en el osario -

Mas poco duró mi gozo,
Pues al mirar más de cerca
Me doy cuenta de que el foco
Al filtro de color quema.

¡Para, apaga, date prisa!
- le grito como un orate
a la mi asombrada filla
mientras corro hacia la llave.

"Algo has puesto mal, querido"
Concluye la mi señora
Que atraída por los gritos
ha venido a ver la obra.

En efecto, falta algo.
¿Será una tuerca, un manguito?
Con algo hay que separarlo
O abrasaremos el filtro.

Deshago el puzzle. Al montarlo
seguí el libro de enstrucciones,
é me parece muy raro,
pues seguí bien las lecciones.

Vuelvo a leer è releo,
en español i en gabacho.
Le doy mil vueltas: non veo
qué provocó tal fiasco.

Al fin, vista mi torpeza,
me digo: "No es para tanto.
Si son siete u ocho piezas,
cuestión es de combinarlo."

Entretanto, al pobre filtro
le ha salido un ampollón
que se eleva de su sitio
por culpa del quemazón.

Cambio las cosas de sitio
cuatro, cinco, veinte veces
é ya creo que lo consigo,
pues la lámpara se enciende.

Más aún, he separado
un palmo el foco maldito
que antes había dejado
como el Etna al pobre filtro.

Vuelvo a montar todo el circo.
¡Albricias! Ahora hasta gira
è va cambiando de filtro
según el agua porfía.

"Sólo decir" - yo ya tiemblo
cuando fabla mi señora -
"Sólo decir que prefiero
el surtidor de otra forma"

Fue suerte que releyera
el manual de enstrucciones.
Esto hizo que me aprendiera
de memoria sus lecciones:

"¿Cómo prefieres, cariño?
¿Todo en forma de volcán?
¿Quizás mejor un chorrito
y cayendo lo demás?"

"Ése, ése..." Alborozada
bate palmas cual chiquilla
cada vez que el chorro cambia
rotando la su boquilla.

"Bueno, pues este dejamos"
- digo yo para abreviar -
" y ahora lo llenamos
de agua y venga, ¡a gozar!"

Ya preparo la mi hamaca,
Me acoplo en la tumbona.
È tomando mi guitarra,
Paso a gozar de la cosa.

"¡Y pensar que me he tirado
desde tres meses atrás
cada día libre pringado
para ésto desfrutar!"

"¡Y pensar que me he tirado
desde tres meses atrás
cada día libre pringado
para ésto desfrutar!"

"¡Y pensar que me he tirado
desde tres meses atrás
cada día libre pringado
para ésto desfrutar!"

No me repito: es que estaba
otro blus emprovisando
enganchado a la guitarra,
a un tal Clapton remedando.

"¡Cuidado, que si te pones
descuidado a canturrear,
podrían los nubarrones
venirse aquí a descargar!"

Ceso al punto, ya escaldado.
E decidimos cenar
Junto al estanque anhelado
Para poderlo gozar.


Saulo, por fin.

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